Stephen Hawking, uno de los físicos más conocidos de la historia, junto con Galileo, Newton y Einstein, publicó en 2001 su tercer libro de divulgación científica "El universo en una cáscara de nuez", editado en español en 2002 por Editorial Crítica, previa traducción realizada por David Joy, catedrático de Fisica de la Universidad Autónoma de Barcelona.
El título se extrae de unos versos de "Hamlet" de W. Shakespeare: "Podría estar encerrado en una cáscara de nuez/y sentirme rey de un espacio infinto". Pues bien, Hawking asimila esa pequeña cáscara de nuez a la semilla cósmica originaria de la que surgió el universo en el que vivimos y que el autor nos intenta explicar.
Los dos primeros capítulos del libro, como el propio escritor advierte en el prólogo, son el tronco central del que se ramifica toda la obra entera. Una vez leídos estos dos capítulos, a diferencia de su primer libro de divulgación "La historia del tiempo", que es mucho más lineal en su exposición, el lector podrá seguir los demás capítulos con el mismo antojo que uno sube a un árbol por donde le apetezca.
A lo largo de sus páginas la ciencia camina de la mano del humor y de la amenidad, lo que facilita la lectura y la comprensión de conceptos tan difíciles como los agujeros negros, la continuidad espacio-tiempo, la materia y la energía oscuras, la teoría de la relatividad o los viajes por el tiempo.
Son de destacar las fotografías y, principalmente, las muy trabajadas y llamativas ilustraciones que abundan en el libro. Permiten una comprensión alternativa, más ligera que los textos que la acompañan, al simplificar y hacer más asequibles los densos conocimientos vertidos por Hawking.
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