jueves, 19 de marzo de 2009

Sesion de III/2009 del Club del libro

Como ya estaba anunciado, el pasado 06/03/09, viernes, tuvo lugar una nueva sesión del Club del libro en la Biblioteca Séneca, como parte del voluntariado cultural de la asociación Nueva Acrópolis de Cádiz. En esta ocasión el libro tratado fue "El niño con el pijama a rayas", del escritor irlandés John Boyne, estando su presentación y la conducción del coloquio al que dio lugar a cargo de Dª Elena Correas Cabaleiro.
De los participantes, unos habían leído el libro y otros habían visto la película que sobre él se realizó, lo que propició que se desarrollara un animado coloquio que se centró fundamentalmente en tres de las cuestiones que nos plantea el autor.
La primera, se centra en el significado de la valla que separa esos mundos tan distintos como en los que viven el niño alemán y el judío. Ninguno de los dos sabe realmente lo que está pasando, al fin y al cabo son niños insertados en una sociedad de adultos que los sobrepasa y que no entienden. Esa valla puede simbolizar la separación que los hombres realizamos entre dos conceptos de vida, entre dos actitudes antagónicas que nos enfrentan y que imponemos a los más débiles, como pueden ser un niño palestino y uno judío, o tutsi y hutu, o, también, un niño européo del primer mundo y uno emigrante del tercero.
La segunda cuestión desarrollada se centró en ese grave problema de los seres humanos que es el olvido. Nos olvidamos muy pronto de nuestra propia historia, de las enseñanzas que nos transmiten los errores cometidos en el pasado y, claro, acabamos reptiéndolos una y otra vez. Es bueno que el tipo de relatos como el que se cuenta en este libro salgan a la luz y se conviertan en best sellers, ya que así conocemos nuestra historia más cercana, nos conocemos mejor a nosotros mismos para intentar no volver a tropezar, otra vez, en la misma piedra.
Y, por fin, la tercera cuestión planteada fue la necesidad de la búsqueda, de la vuelta a la inocencia perdida. Tenemos que volver a ser como niños, tenemos que intentar ver el mundo con los ojos de un niño, porque ellos no aceptan ni entienden de diferencias entre razas, culturas, religiones o ideas políticas; para ellos, lo importante es "compartir", "ser amigos", embarcarse en imaginarias aventuras que no aceptan vallas que separen o, aún si éstas existen, que no sea posible cruzarlas para poder vivir un mañana menos egoista.

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